miércoles, 19 de octubre de 2016

Yo creí.

Corría el 2011 y a mi madre se la llevaba el cáncer. Me sentía desolada y con miedo por su dolor y su pronta ausencia. Por aquel tiempo apareció él. Era un muchacho del pueblo, lo conocí de chica pero no lo volví a ver hasta ese entonces. Casi casi un salvador que me rescataba de mi angustia inmensa. 

No tardó mucho en organizarme la vida porque al decir verdad, me sentía muy perdida y estaba haciendo agua por todas partes. ¡Qué hombre bueno! Decían todos y yo creí.
Poco a poco fue tomando las riendas de todo y yo creí que era bueno. Que lo hacía por darme una mano. Yo creí.

De pronto ya no pude tomar decisiones, no pude elegir, no pude ser yo. 
Por alguna razón siempre estaba equivocada y él era el dueño absoluto de la verdad. Ay si le discutía algo! Quien era yo para opinar.
Vino el alcohol, las borracheras y la violencia emocional. Me convertí en la más fea, en la menos deseada, en la inservible, en una pobre tipa que sin él no era nada. Me lo dejaba claro una y otra vez. Yo creí.

Mis hijos eran escoria, había que castigarlos porque yo era mala madre. Ellos no valían la pena. No eran como su hija. Nunca le hice caso en eso, jamás los castigué, pero más de una vez les rogué que apagaran las luces al salir para que él no se enojara, o que no le contestaran para que la cosa no se pusiera peor. Yo tenía miedo y se los transmitía todo el tiempo. Me convertí en un ser asustado, tratando de evitar cualquier detonante de una nueva discusión en la que siempre iba a perder. 

En el sexo que jamás disfruté, yo era un simple instrumento para saciar su virilidad. Una mujer fea con un cuerpo que daba asco y que debía complacerlo y nada más. La tenía grande, decía, y con eso bastaba. Haceme ésto, haceme aquello, estás para servirme. ¿Quien te va a querer con lo espantosa que sos? Yo creí.
Me lo tenés que entregar todo dijo. Así que una tarde, borracho en su casa me tomó por la  fuerza, por detrás, como un animal y me lastimó. No el cuerpo, porque no lo logró entrar, pero el alma. El alma me la hizo pedazos. El alma no sana jamás.

Lloré días y noches sin saber que había salida. No la veía, me había cerrado todos los caminos. Quedé ciega de esperanzas.

Recuerdo una noche que mi hijo mayor me vio llorar y sintió tanta rabia que me agarró de los brazos y me sacudió fuerte gritando, reaccioná mamá, reaccioná. Y yo caí de rodillas, temblando y pidiendo perdón por no saber cómo salir. Él lloró conmigo, pero de impotencia y bronca.

Así fue pasando el tiempo y me fui consumiendo. Ya no era ni la sombra de quien había sido alguna vez. Aún soy sombra. Pero un día se equivocó. Como de costumbre se emborrachó, me torturó por teléfono y me cortó. Estábamos por ir al pueblo y creyó que era una gran idea desaparecer para que lo fuera a buscar. No lo hice. No sé cómo me animé.
Llegué al pueblo, a mis afectos y por primera vez en años pude pensar. Pensé y logré ver. Pensé y logré respirar. Pensé y logré escapar. 

Vinieron meses duros de persecuciones, amenazas y mucho miedo. De cerraduras nuevas y cortinas cerradas. Vinieron tiempos de caminar mirando hacia atrás. Hasta que un día logré abrir mis cortinas sin temer verlo llegar. 

Muchas agua a corrido bajo el puente y aun así permanecen las consecuencias que sigo sufriendo yo y a veces también quienes me rodean. 
Nunca más creí un piropo, nunca más me vi atractiva, nunca más me sentí merecedora de algo bueno. Por más que mi costado racional me diga "Ana, sos buena mujer, te mereces lo mejor" mi otro costado, el que me habla al oído, el de las emociones, no para de decirme que él tenía razón y no valgo nada. Hay heridas que no sanan nunca, que no se maquillan y que duelen para siempre. Yo creí y de cierta manera, desaparecí en medio de esa historia. 









 


MUERE CON LA SONRISA

Muere con la Sonrisa
  • No escribas el verano en la piel de mi mano
  • Pasa, sueña y escapa libre.
  • Nunca seré primero, soy un viento extranjero
  • Que también pasa y sueña libre.
  • Porque tus sueños te darán lo que la vida no te da.
  • Descolgate del cielo como lluvia de enero
  • Dale vida a la gente y siente.
  • Aunque tú no lo veas mojale las ideas
  • Que broten nuevos sueños siempre
  • Porque tus sueños te darán lo que la vida no te da.
  • No encierres tu futuro en el gris de los muros
  • Pintate de paloma y vuela.
  • Apunta tus heridas hacia una nueva vida
  • Ábrete el pecho, sangra y sueña
  • Porque tus sueños te darán lo que la vida no te da.
  • En la última hora cuando la gente llora
  • Pasa sueña, delira y muere.
  • Muere con la sonrisa de quién muere deprisa
  • Por defender sus sueños muere.
  • Muere con la sonrisa de quién muere deprisa
  • Por defender sus sueños siempre.
  •