Quiero gritar fuerte, pero se me cierra la garganta. Ya no tengo voz. Una hilera y otra más.
Y miro desolada a esos ojos que no me ven. Una hilera de ladrillos del olvido y otra más.
De aquel lado se quedaron todas esas pequeñas cosas que hacían vivir mis flores. Se me marchitan las hojitas, los pétalos. Riégame el corazón.
No te vayas a nuevos jardines. Tira abajo ese muro, no lo sigas levantando, pienso. De este lado hay tanto por lo que luchar.
Pero ya no me ve.
Una hilera y otra más.









